domingo, 27 de febrero de 2011

26 DE FEBRERO

Hoy he empezado un libro sobre África que me compré en el verano. El autor vino a África como profesor la primera vez y luego como periodista. Con muchas de las cosas que cuenta estoy de acuerdo, me han hecho pensar en la experiencia vivida aquí. He pensado que ¿por qué no? Compartir mis reflexiones con vosotros.
Antes de venir aquí, la imagen que uno tiene de África es de pobreza, enfermedades, guerra....
Cuando uno llega aquí, el miedo a lo que uno se va encontrar desaparece. Lo primero que te sorprende es la bienvenida que dan a los visitantes, como se les cuida. La mayoría de los africanos. Y aquí hago un pequeño paréntesis. Normalmente de África y los africanos se habla como si fueran uniformes. ¿Quién se atrevería a hacer generalizaciones sobre Asia si se basara en Bangladesh?¿O de Europa si nos basáramos en Grecia? Lo que quiero decir con esto es que nunca las generalizaciones fueron buenas. Las creencias, las culturas, los sistemas sociales de África son tan diversos como sus gentes y tan dispares como sus climas. Tiene más de 2000 lenguas y culturas y a pesar del hecho  de que compartimos una sola mujer africana como la madre de la raza humana, hay más diversidad genética en África que en el resto de la raza humana.
Como decía, la mayoría de los africanos son muy sociables, amables y educados. Se paran, se saludan, se abrazan, se dan la mano, se preguntan cómo están. Estas cosas son tan naturales aquí como la música.
Aquí uno se da cuenta que lo esencial para vivir, la luz, la tierra, el agua, la comida, el nacimiento, la familia, el amor, la enfermedad, la muerte son más intensos, más palpables. Y también que en nuestro mundo rico y nuestras estresantes vidas, hemos perdido alguno de los valores humanos que todavía existen aquí.
Cuando pregunté a Duncan que a qué era lo que más le había costado adaptarse era a  qué la gente no se saluda, no se para, no charla.
Pero no es esa la imagen que nos han vendido de África, durante mucho tiempo hemos visto  la de un niño hambriento o un hombre con un arma ,violencia, hambrunas, enfermedades. Que también lo hay, por supuesto. Pero es curioso cómo cuando vemos la imagen de tropas invasoras en Indonesia no pensamos que toda Asia está en guerra o cuando vemos las inundaciones en Nueva Orleans no pensamos que toda América está debajo del agua. Pero en África parece que la historia de Darfur, Ruanda o el Congo es la historia de África.
Pero millones de africanos nunca han sabido de hambre o guerras y llevan vidas pacíficas. Pero eso no es noticia, no vende periódicos. Pero otras cosas pasan en África.
Los africanos no necesitan que se sienta pena por ellos, sino entendimiento. Se les puede dar elementos para que lleven a cabo el cambio, ayudar pero no desde la compasión. He conocido a gente siguiendo con su vida, salvando situaciones, en unas condiciones que  muchos de nosotros no sé si soportaríamos. Y aún tienen esperanza.

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